POESÍA GAUCHESCA y José Hernández

Oscar A. Mele
oamele@intramed.net

Siendo el Gaucho el “pastor ecuestre de las pampas rioplatenses”, la Poesía Gauchesca es aquella que tiene a este personaje como protagonista central, de manera que, de inicio, es necesario hablar de la esencia de él, que surgió en el siglo XVI en estos territorios, actualmente ocupados por Argentina, Uruguay y el Estado de Río Grande do Sul, Brasil.

El Gaucho surgió junto a las necesidades prácticas que imponía la explotación ganadera en estas latitudes, que exigía un peonaje avezado en montar a caballo y diestro en el manejo del lazo y las boleadoras. Este peonaje surgió, en la mayoría de los casos, de la unión de un español y una aborigen y adquirió unos hábitos de vida muy característicos: habitaba en ranchos y trabajaba a sueldo en las estancias o estaba como “agregado” en ellas, viviendo a cambio de algún trabajo ocasional.

Su condición de mestizo y de peón hizo del gaucho un individuo marginado, tanto de la sociedad colonial como de la surgida tras la Independencia. Así apareció el gaucho matrero o alzado, rebelde contra una sociedad que lo acorralaba, como está descripto en el Martín Fierro y en muchas otras obras literarias de la época.

Como consecuencia de la intensificación de las actividades rurales en esta vasta región de América del Sur, el gaucho se constituyó en el habitante rural por excelencia durante los siglos XVIII y XIX. Sus cualidades de nobleza, valentía y generosidad dieron lugar a llamar modernamente con su nombre a las personas que tienen esos caracteres.

El sociólogo uruguayo Daniel Vidart agrupó a las distintas disciplinas de la Gauchología de acuerdo a la óptica o interpretación que los críticos hicieron a través del tiempo:
– Gauchofilia: aquella corriente que lo distingue.
– Gauchofobia: aquella que lo denigra.
– Gauchosofía: aquella que lo entiende “sabio”.
– Gauchodoxia: aquella nutrida de la voz de sus contemporáneos.

Hecho ya el esbozo global del personaje central de la Poesía Gauchesca, trataremos de establecer los rasgos más sobresalientes de esta rama de la Literatura y diferenciarla de la Poesía Folklórica. Esta última es anónima, rural, cantada, y versa sobre temas universales. La Poesía Gauchesca, en cambio, tiene autor letrado, es urbana, se lee, pues está escrita en la lengua hablada o dialectal y versa sobre temas locales, especialmente las peripecias de “gauchos desgraciados”, dándole un tinte epopéyico.

Si bien sus orígenes están relacionados con la Poesía Payadoresca (efímera, oral e improvisada) de fines del siglo XVIII, la Poesía Gauchesca conoció un gran florecimiento a lo largo del siglo XIX. Se fraguó en la época del Romanticismo y por obra de poetas cultos como Esteban Echeverría, pero arranca propiamente, del “encuentro de dos tradiciones” principales: la poesía ciudadana en dialecto gaucho y la poesía popular de la pampa. Bartolomé Hidalgo (1788-1822) se puede considerar el iniciador de este género que culmina en el poema épico de José Hernández “El Gaucho Martín Fierro” en 1872 y “La vuelta de Martín Fierro” en 1879, sin poder dejar de mencionar a Estanislao del Campo, con el “Fausto” y al uruguayo Antonio Lussich con “Los tres gauchos orientales”.

José Hernández nació el 10 de Noviembre de 1834 en la Chacra de Pueyrredón (actual Partido de San Martín) pues su madre era sobrina de Juan Martín de Pueyrredón. Hijo de padres humildes, a los seis años fue llevado a la ciudad de Buenos Aires, a casa de un tío paterno, que le hizo estudiar las primeras letras. A raíz de un proceso pulmonar se recomienda su traslado al campo (1846) y lo llevan con su padre, que administraba estancias de Rosas en Camarones y Laguna de los Padres. En 1852 queda huérfano. De allí en más lucha con las tropas del Coronel Hilario Lagos; tres años después se suma en Buenos Aires al Partido Federal Reformista que aboga por una conciliación con Urquiza. Hace sus primeras armas como periodista en “La Reforma Pacífica”. En 1857 se exilia con otros opositores e ingresa en el círculo político de Urquiza. Es Taquígrafo del Senado de la Confederación y Periodista. Lucha en Cepeda y Pavón y en 1863 funda en Paraná el periódico “El Argentino”, ya casado con Carolina González del Solar. En 1868 vuelve a Buenos Aires ya alejado de Urquiza y en 1869 edita “El Río de la Plata”, periódico de gran éxito. Se cree que en ese año, ya en una posición económica más desahogada, comienza a esbozar el Martín Fierro.

Asesinado Urquiza en 1870 la atmósfera política se torna sombría y Hernández cierra su periódico y huye a Entre Ríos, antes que lo alcance alguna orden de prisión de Sarmiento. En 1871 se refugia en Brasil hasta principios de 1872. En ese año regresa a Buenos Aires y recibe la visita del poeta uruguayo Antonio Lussich quien le entrega un ejemplar especial de “Los tres gauchos orientales”, de su autoría. El 20 de Junio de ese mismo año, Hernández le envía una carta de felicitación y el 28 de Noviembre publica “El Gaucho Martín Fierro”.

El poeta uruguayo Antonio Lussich publicó “Los tres gauchos orientales” seis meses antes de la publicación del Martín Fierro y de allí la discusión acerca de la creación de la “Sexteta”, estrofa en que se desenvuelve el canto inicial de Martín Fierro, métrica que recibió ese nombre por parte del escritor Ezequiel Martínez Estrada. También llamada “sextina hernandiana” o simplemente “copla hernandiana”,
rima en una disposición muy particular “abbccb o abbcbc”, que amalgama la agilidad de la cuarteta y la elocuencia de la décima. La interpretación generalizada es que de ninguna manera el autor de Martín Fierro pudo haber concebido y ejecutado su obra con esa métrica en tan breve tiempo, siendo posteriormente reconocido en forma universal José Hernández como el iniciador de la “sexteta” y de una talla literaria que superó holgadamente la de su colega uruguayo, lo que excluye toda idea de imitación.

En 1873 se exilia en Montevideo. En enero de 1875 retorna definitivamente a Buenos Aires aprovechando la política de conciliación de Avellaneda. Actúa en el Partido Autonomista, del que había de salir el radicalismo de Alem e Irigoyen; es elegido diputado de la Legislatura. En 1879 edita “La Vuelta de Martín Fierro”. Interviene luego en los memorables debates en torno a la capitalización de Buenos Aires, tesis que apoya, contra Alem. Sus últimos años los vive en su quinta de Belgrano, políticamente decepcionado, pero no inactivo. Muere el 21 de Octubre de 1886. Su muerte suscita viva emoción. Los mismos adversarios le rinden homenaje y en su tumba habla Lucio V. Mansilla.

El poema de Hernández que, casi unánimemente es proclamado el más notable de nuestra literatura por los críticos locales y extranjeros, permaneció cerca de una generación virtualmente ignorado por las letras rioplatenses. Le dieron el público espaldarazo Ricardo Rojas y, especialmente, Leopoldo Lugones, quien hace su apoteosis en 1913 con una serie de conferencias pronunciadas en el Teatro Odeón de Buenos Aires y reunidas luego en su libro “El Payador” (1916), en el que da a la obra cumbre de la literatura argentina el vuelo épico y la riqueza estructural de La Ilíada y de El Poema del Mio Cid.

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