Filantrocapitalismo

Oscar A. Mele
oamele@intramed.net

Ya todo el mundo sabe que Bill Gates es una de las personas más ricas del mundo. Sin embargo, a los fondos de más de 50.000 millones de dólares con que conformó su ONG, su íntimo amigo y compañero de juego de bridge, Warren Buffet,  donó a esa Fundación Bill y Melinda Gates, a fines de Junio de 2009, la  gigantesca suma de 30.700 millones de dólares.

Estos fondos y otros aportes efectuados, llevó a los activos de la Fundación a superar los 100.000 millones de dólares, el doble de lo que poseía antes de sumar parte de la fortuna de Buffet y ubica a la entidad en el tope de la filantropía estadounidense: es cinco veces más grande que cualquier otra en ese país.

La donación de Buffet se realizó en la Biblioteca Pública de Nueva York. Buffet  comentó en esa ocasión que había acordado esta idea con su mujer, Susan Thompson: cuando él muriera, ella dedicaría la fortuna acumulada a causas caritativas. Pero el destino quiso que la que partiera antes de este mundo fuera Susan y así fue como su esposo tomó la decisión final.

La organización filantrópica de “Mister Microsoft” dedica sus esfuerzos y dineros a la lucha contra enfermedades, la reducción de la pobreza y la mejora de la educación. Warren Buffet forma, junto con el matrimonio Gates, un equipo de tres fideicomisarios que dirigen el destino de la Fundación.  Se suma de esta manera a una tendencia mundial, a la que suele denominarse Filantrocapitalismo: se acumulan riquezas en vida para devolverlas al mundo durante la vejez. “La filantropía es una elección que debería tomar más gente”, afirmó Gates durante el acto de entrega de la donación de Buffet, con ánimo de alentar a otros multimillonarios a seguir sus pasos. Para tener una dimensión de las acciones filantrópicas del magnate, basta decir que su fundación invierte anualmente, en enfermedades como la Tuberculosis y la Malaria, a las que ha declarado la guerra, más de la mitad de todo el dinero que destinó el mundo entero durante el mismo período de tiempo, o sea, 159 millones de dólares.

La acción más trascendente en la actualidad es aportar al Programa Polio Plus de Rotary International. Esta entidad líder entre las ONG mundiales, realizó en 1985 una alianza con la Organización Mundial de la Salud y la Secretaría de Enfermedades Transmisibles de los Estados Unidos, con el objetivo de eliminar la Poliomielitis de la faz de la tierra. La Fundación Bill y Melinda Gates lleva aportados a este programa más de 500 millones de dólares, luego de acordar con los destinatarios que por cada dólar que ella aporta, debe corresponderse con otro que aportan los rotarios de todo el mundo. Mientras tanto atiende otras necesidades elementales del mundo entero.

Bill y Melinda calculan fríamente cuántas vidas van a salvar con cada millón que aportan, y son estrictos a la hora de pedir explicaciones acerca del destino de cada centavo. “No porque esos centavos les importen particularmente, sino porque ellos demandan eficacia en todo lo que hacen”.

Muchas de sus donaciones han ido a estudios que buscan otras vacunas para el virus del Sida, productos químicos que impidan a los mosquitos oler a sus víctimas o vacunas que no necesiten refrigeración. Los Gates no intentan acabar con el hambre del mundo alimentando niño por niño, sino que buscan la fórmula mágica para dar el campanazo, como hicieron en el mundo de la informática con Microsoft.

Cada segundo cuenta. La Malaria mata dos niños africanos por minuto, sin descanso. Cada minuto una mujer muere por complicaciones en el embarazo y en ese mismo minuto mueren tres personas de tuberculosis y nueve resultan infectadas de Sida, al igual que diez niños menores de 5 años fallecen por desnutrición, falta de agua potable  u otra enfermedad evitable.  Gates se dio cuenta un día de lo “estúpida” que es la pobreza, aquella en que la gente muere por no poder gastarse dos dólares en su atención. “Cuando tienes los recursos para producir un gran impacto no te puedes decir a si mismo: bueno, cuando llegue a los sesenta años me pondré a trabajar y aportar en ello”, reflexionó al ser nombrado Persona del Año de los Estados Unidos de América.

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